Productos criollos que se preservan gracias a las ferias del agricultor

Julio Vega, agricultor de El Empalme, Desamparados, memoria productiva y dignidad rural

logo

En El Empalme de Desamparados, donde la montaña conversa con la neblina y el olor a tierra recién mojada despierta recuerdos, Julio Vega cultiva más que alimentos: cultiva memoria. Desde hace décadas, su finca familiar ha sido testigo de cosechas, encuentros y aprendizajes que hoy se preservan gracias a las ferias del agricultor.

“Cada producto que llevamos a la feria tiene historia, años de trabajo, luchas por preservarlos... no son solo alimentos, son parte de lo que somos”, comparte Julio, mientras atiende a su público cada domingo en la feria del agricultor en Santa Ana, San José.

Las ferias del agricultor no solo permiten que estos productos lleguen frescos a las mesas costarricenses, sino que también sostienen la dignidad de quienes los cultivan. “Aquí nadie nos regala nada, pero tampoco nos quitan lo que sabemos hacer. La feria es nuestra vitrina, nuestro puente con la comunidad”, afirma.

Julio representa a cientos de productores que, desde sus parcelas, defienden el valor de lo criollo frente a la estandarización del consumo. Su voz, firme y serena, recuerda que la agricultura es también un acto de resistencia cultural.

Tiquicia Aragón celebra este testimonio, reconociendo que cada feria del agricultor en Costa Rica, es también un altar de identidad.